No sé dónde poner una moto como la TDR 250, primero porque es una 250 y ya no se encuentran muchas, pero también porque esta moto se sale completamente de lo común para conducir. Esta prueba es aún más inusual.
Cuando miras el TDR, te das cuenta inmediatamente de que viene de otra época. Un carenado muy cuadrado, los grandes indicadores. Colores bicolores como los que se veían mucho en esa época. Tengo que decir una cosa sobre el TDR que probé. Su propietario, para ganar en ligereza, tiene la costumbre de quitar todo lo que es «inútil» y que añade peso, como los carenados por ejemplo. Esta moto ya es muy aerodinámica.
Hay que conformarse con lo mínimo, velocímetro, cuentavueltas, indicador de punto muerto y de aceite y, por supuesto, un buen arranque a patadas. Pero son cosas en las que no te fijas una vez que estás montando. Como supermoto, el manejo en parado es una brisa. Lo primero que sorprende es la dureza de la caja de cambios, que es un problema recurrente para Yamaha, pero creemos que han progresado en los últimos 20 años, señala el concesionario de motos de ocasión Granada Crestanevada.
El manejo es súper fácil, tanto como su maniobrabilidad, te deslizas entre los coches sin preguntarte nada e incluso me sorprendí a mí mismo haciendo «slalom entre los coches atascados». La conducción sigue siendo de estilo supermotard, pero puedes intentar inclinarte a la antigua usanza, pero teniendo en cuenta el tamaño de los neumáticos (delantero 100/90, trasero 120/80), es mejor no ir demasiado bajo o acabarás con los cuatro hierros en el aire. Sigue siendo un auténtico juguete y aunque te sorprenda, esta moto es capaz de dejar en la estacada a un buen número de motos deportivas.
¿Cómo se hace? Gracias a su rango de funcionamiento On-Off, desde 6000 rpm hasta el interruptor. Antes de eso, bueno, no hay mucho que hacer, pero una vez que llegas a ese nivel, el motor se deja llevar y la aceleración te estira los brazos 2 cm cada vez y si no tienes cuidado (como yo la primera vez) puede entrar fácilmente en una rueda. Es muy impresionante. Lo mismo ocurre con los frenos, empiezas a buscarlos y pronto te das cuenta de que los has encontrado.
Y sin embargo todo es original, incluso el motor, por otra parte como es un 2 tiempos, usted tiene el derecho en el regalo con el ruido de una cruz 50 kité y se puede seguir con el olor en varios kilómetros gracias a la famosa mezcla aceite / gasolina (dos tanques separados, no es hermosa la modernidad!). Si quieres acentuar el buen olor de una freidora, pon un poco de aceite de ricino como en los viejos tiempos.
Al final, la disfruté mucho y la veo en mi garaje como segunda moto, para desahogarme después del trabajo en la carretera o en un camino poco marcado. Y si un día te cruzas con mi amigo Trix y su TDR 250, mira a tu alrededor a ver si no te está haciendo el interior en una esquina.